Pedí entrar algo más tarde al trabajo para poder ver a mi bichito entrar por primera vez al «cole de mayores»…
Ya estaba preparado, pues llevábamos toda la semana diciéndole frases tipo «como eres mayor, vas a ir al cole de mayores, y qué suerte, vas a conocer a muchos nenes y nenas mayores como tú!!!!» al pasar por la puerta «mira, ésta es la puerta del cole de mayores!!! entraremos por aquí, luego a un patio muy grande!!! y luego estará tu clase, con la seño nueva» Cosillas así, que el crío parecía que no te hacía caso, y al día siguiente pasábamos por la puerta del cole y él mismo te decía que esa era la «péta eel cooole e maiore»
Llegó el gran día, yo preocupada la verdad porque últimamente tiene mamitis en muchas ocasiones, pero sorprendentemente aceptó coger de la mano a su nueva seño e irse con ella… una absoluta desconocida para él en una clase con varios niños desconocidos para él, donde una de las niñas lloraba desconsoladamente. Cierto es que mientras le comentaba a la profesora que durante el periodo de adaptación no podría yo recogerlo ni llevarlo mi hijo estaba a mi lado cohibido, pero cuando aceptó coger de la mano a su seño me dí la vuelta pensando que había ido todo mejor de lo que pensaba
Y ahí viene lo curioso… Mi hijo de espaldas entrando en la clase, yo también yéndome, y entonces lo oigo empezar a lloriquear «quéde mamáaaaa»… una especie de intuición o sexto sentido, que ya hemos experimentado otras veces, como cuando los 2 estamos durmiendo, y yo me levanto, lo veo a él aparentemente durmiendo a pierna suelta, y apenas acabar de llegar al aseo lo oigo a él levantarse también y buscarme… No me terminaba yo en tiempos de creer la conexión entre madre e hijo cuando lo leía pero tras ciertos momentos con mi hijo… ahora sí que lo creo firmemente, realmente curioso lo que es la psique humana
Respecto al colegio, le ha tenido que encantar, cuando desde el 2º día me cuenta su primo que al llevarlo al cole, nada más llegar al patio se suelta de la mano y entra en la clase tan feliz, mirando a los niños nuevos que iban llegando como lloraban, y él colgando su mochila y pegando botes y jugando. Jeje ya le gustará menos cuando le manden deberes 😉 Pero para entonces, considero mi tarea tratar de que esas ganas que todo niño tiene de aprender cosas no se las chafe el colegio. Esto acaba de empezar…